En 1943, Gonzalo y Felicitas Méndez hicieron lo que muchas familias del condado de Orange hacen cada año, buscaron matricular a sus hijos en la escuela de su vecindario.
Pero fueron rechazados de la escuela 17th Street School en Westminster y dirigidos en cambio a un campus menos deseable que atendía a estudiantes de descendencia mexicana. Los blancos asisten a un campus, se le dijo a la familia; aquellos con tez más oscura y apellidos mexicanos deben ir a otro.
Gonzalo y Felicitas Méndez no aceptaron este argumento. Unieron fuerzas con otras cuatro familias del condado de Orange y emprendieron acciones legales en favor de 5,000 niños y niñas que fueron injustamente canalizados a escuelas segregadas en la década de 1940. Tras una victoria revolucionaria en 1946 en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos, el caso fue apelado ante el Tribunal de Apelaciones del 9º Juzgado de Estados Unidos, el cual confirmó el fallo el 14 de abril de 1947.
Este año se conmemora el 70 aniversario de la resolución a Méndez y otros contra Westminster, que tuvo profundas ramificaciones no solo para el condado de Orange, sino para toda nuestra nación. De hecho, sentó las bases para la decisión monumental de Brown contra la Junta Directiva de Educación en 1954, en la que el Tribunal Supremo de Estados Unidos declaró de una vez por todas que las escuelas segregadas violaban la Constitución de Estados Unidos.
El caso Méndez es digno de conmemoración por razones que van más allá del simple reconocimiento de una injusticia del pasado. Este caso debe ser celebrado como una afirmación de nuestros valores, incluyendo nuestro compromiso de ofrecer acceso universal a escuelas públicas que sean seguras, equitativas y que cuenten con maestros de alta calidad. Debería recordarnos también nuestro papel de proteger a las poblaciones estudiantiles con las mayores necesidades, incluidas las más vulnerables a las corrientes políticas cambiantes y las decisiones normativas mal planteadas.
Setenta años después de haber ganado su proceso judicial histórico, Gonzalo y Felicitas Méndez ya no están con nosotros, pero Sylvia Méndez, quien tenía apenas 9 años cuando a ella y a sus hermanos Gerónimo y Gonzalo les negaron el ingreso a la escuela, continúa hablando de la extraordinaria postura de su familia. Y en el condado de Orange, el legado de los Méndez está en todas partes.
Nuestras escuelas – más de 600 en total – son entornos de aprendizaje diversos que promueven la inclusión y tolerancia junto con una instrucción rigurosa orientada hacia la preparación para una carrera universitaria y profesional. Todos los días maestros, administradores y personal de estos planteles dan la bienvenida a medio millón de estudiantes de todos los orígenes, y el Departamento de Educación del Condado de Orange apoya su trabajo.
La historia del caso Méndez y otros contra Westminster ofrece la prueba de que el no hacer nada y mantener las cosas como están no es nuestro camino predestinado y que el valor y la persistencia ante los prejuicios arraigados pueden producir un cambio positivo. Y lo que es más importante, los 500,000 niños que se presentan en nuestras escuelas cada mañana – algunos desafiando difíciles obstáculos para hacerlo- nos recuerdan diariamente nuestra responsabilidad de abogar vigorosamente en nombre de todos los estudiantes del condado de Orange.